La leyenda del chicle: si me lo trago, ¿se pega?
Colaboración Revista MIA
El de que si te tragas un chicle va a estar rondando por tu estómago, incapaz de disolverse, durante 7 años, o incluso que hay partes de esta goma que se pueden pegar a las paredes de tu intestino, es uno de esos mitos que te crees de niño y, al no llegar a desmentirse por completo, acaban acompañándote hasta que estás bien crecidito, por muy surrealistas que sean. Es como la idea de que si un alimento pasa en el suelo menos de 3 segundos, no está infectado. Pueden ser mentira, pero se basan en algunas certezas. Por eso son leyendas que se transmiten de generación en generación.
El chicle se compone de una base de goma sintética a la que se le incluyen otros ingredientes, tales como suavizantes, colorantes, saborizantes, conservantes y edulcorantes. Según el Dr. Miguel Fernández Bermejo, especilalista del aparato digestivo, «los azúcares, los suavizantes y los integrantes para dar sabor se descomponen fácilmente y son excretados rápidamente», sin embargo, «la base de goma es una mezcla de emulsionantes y ceras que es bastante indigerible y puede aguantar tanto el ácido en el estómago como las enzimas digestivas en el intestino».
No se queda contigo
A pesar de que la goma no se puede descomponer, «eso no significa que se quede en tu estómago durante siete años», sostiene el experto. Si es un pedazo pequeño, encontrará su camino por el tracto digestivo y se eliminará de igual forma que lo hace con cualquier cosa que es difícil de digerir (como la fibra). «El paso se hace más fácil debido a que la goma de mascar se mueve junto con la bilis, enzimas pancreáticas y otros fluidos», explica Fernández. Además, desmiente: «los intestinos no son tan pegajosos como se puede creer».
Otra cosa sería que ingiriésemos grandes cantidades de goma de mascar, si tragásemos muchas bolas pequeñas de chicle durante largos períodos de tiempo o si acompañásemos el chicle de algo que tampoco fuera digerible, como una moneda o algo similar. «En ese caso si podría convertirse en una masa no digerible que permanece en estómago o intestino, denominada bezoar«, indica el especialista.
En definitiva, si solo te ha pasado una vez (o si ocurriese ocasionalmente), no hay de qué preocuparse.