La hepatitis C es una enfermedad que afecta a entre un 2-3% de la población general, lo que supone alrededor de unos 20.000 habitantes de Extremadura. Es actualmente una de las causas más frecuente de hepatitis crónica en todo el mundo, siendo la principal causa de muerte por cirrosis y cáncer hepático. Una persona con hepatitis C puede estar hasta 20 años sin desarrollar ningún síntoma. Una vez adquirida la infección, la mayoría de los pacientes evolucionarán hacia una hepatitis crónica, que suele mantenerse estable pero sin que exista mejoría espontánea. En aproximadamente el 20% de los casos, a los 15-20 años del diagnóstico, la lesión hepática progresa hacia la cirrosis hepática. En la fase de cirrosis, bastantes años después del diagnóstico, algunos pacientes pueden llegar a desarrollar un cáncer de hígado. Este es uno de los principales problemas que plantea la hepatitis C, que no da síntomas, por lo que se diagnostica tarde. La hepatitis C se la conocía como la epidemia silenciosa.
Los tratamientos para la hepatitis C han cambiando rápidamente. Hasta hace poco, el tratamiento de la hepatitis C se basaba en un tratamiento con interferón y ribavirina que exigía inyecciones semanales durante 48 semanas y curaba aproximadamente a la mitad de los pacientes, pero provocaba reacciones adversas frecuentes y en ocasiones potencialmente mortales. Además cerca del 50% de los pacientes no se consideraban aptos para el tratamiento con interferón. Ultimamente se han elaborado nuevos medicamentos antivirales, denominados agentes antivirales directos (AAD), que son mucho más eficaces y seguros y están mejor tolerados que los tratamientos antiguos. Un tratamiento con AAD puede curar a la mayoría de las personas infectadas y es más breve (normalmente 12 semanas) y seguro. Aunque los costos de producción de estos agentes antivíricos son bajos, los precios inicialmente fijados por los fabricantes son muy elevados, dificultando el acceso, incluso en países de ingresos altos.
LAS DIFICULTADES de acceso a los nuevos fármacos efectivos llevó a un grupo de enfermos de hepatitis C a encerrarse durante casi un mes en el Hospital 12 de Octubre de Madrid y manifestaciones por las calles para reclamar. También protestaron de la misma forma en otros hospitales en Barcelona y Andalucía. «Ningún afectado se va a quedar sin medicamentos», replicó Mariano Rajoy .
El Plan Estratégico Nacional contra la Hepatitis C se elaboró en marzo del año pasado, y en un principio el Gobierno calculó que el coste de los tratamientos rozaría los 727 millones de euros, pero se quedó corto. Ahora Montoro cifra el gasto en unos 1.090 millones de euros, considerando responsable de parte del 5% de déficit.
¿En qué podemos gastar 1.000 millones de euros? Veamos tres ejemplos. La enfermedad inflamatoria intestinal, cuyas principales formas son la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, genera un coste económico de 1.083 millones de euros anuales en España según informe elaborado por la consultora EY con la colaboración de pacientes y profesionales. Este gasto equivale al 1,8% del gasto sanitario público en España. El Gobierno dedicó en 2015 un total de 1.034 millones de euros a las 15 misiones de las Fuerzas Armadas en el exterior (un 40,5% más que en 2014), según informa el propio Ministerio de Defensa. El rescate a Bankia superó los 22.000 millones de euros oficiales para su rescate, de los que el FROB asumió una pérdida de 9.176 millones en Bankia en 2012. Sin embargo Bankia logró en el año 2015 un beneficio neto atribuido de 1.040 millones de euros, lo que supone un incremento del 39,2% sobre las ganancias registradas en 2014.
De los 450.000 infectados por el virus C que hay en España, se estima que unos 90.000 están recibiendo asistencia o tratamiento hospitalario. El plan nacional de actuación contra la enfermedad ha tratado ya a 48.000 enfermos. El impacto en la reducción del coste sanitario a medio plazo por esta enfermedad es cada vez mayor, dados los altos niveles de curación, por encima del 95% de media. Se trata de uno de los tratamientos con mejor relación coste/eficiencia y pone de manifiesto que el paciente más caro es el no curado.
Las desviaciones de las previsiones parecen estar relacionadas con el panorama político, la desaceleración de actividad económica, la reforma laboral, tasas de desempleo y otras múltiples variables macroeconómicas más que con la curación de enfermedades y pacientes.